En un pequeño pueblo vivía un niño llamado Tomás,
con ojos brillantes y una gran imaginación.
Todos lo conocían como "el niño de los cohetes",
porque siempre soñaba con llegar al espacio en una misión secreta.
Tomás era un niño muy especial,
con una mente curiosa y un espíritu aventurero.
Siempre estaba inventando cosas nuevas,
y su pasión por la ciencia era lo que más le gustaba.
Un día, mientras jugaba en su jardín,
descubrió un cohete escondido detrás de un seto.
Sin pensarlo dos veces, subió a bordo
y presionó un botón que lo llevó al espacio.
El cohete se elevó con gran velocidad,
y Tomás estaba emocionado por su gran hazaña.
Mientras volaba entre las estrellas,
pensó en la misión que realizaría en aquel lugar.
De repente, una voz resonó en su cabeza,
era un ser extraterrestre que le hablaba desde su nave.
"¡Bienvenido, Tomás, al planeta de los Superhéroes!
Te hemos estado esperando para una importante misión".
Tomás estaba sorprendido y emocionado,
nunca había imaginado un lugar como ese.
Aterrizó su cohete en medio de una gran ciudad,
donde los edificios eran de cristal y todo era de color.
En la plaza central, un grupo de Superhéroes lo esperaba,
con trajes brillantes y habilidades increíbles.
"¡Bienvenido, Tomás, al lugar donde los sueños se hacen realidad!
Eres el elegido para salvar nuestro planeta de la oscuridad".
Tomás no podía creer lo que estaba pasando,
pero estaba decidido a cumplir su misión.
Los Superhéroes le explicaron que un malvado villano,
había robado la luz del sol y la había escondido en un lugar desconocido.
Con su gran inventiva y su mente brillante,
Tomás ideó un plan para recuperar la luz del sol.
Con la ayuda de los Superhéroes, construyó un cohete más grande,
y partieron juntos en busca del lugar donde el villano la había escondido.
Después de un largo viaje por el espacio,
finalmente llegaron a un planeta oscuro y frío.
Allí encontraron al villano, un ser malvado y feo,
que estaba protegiendo la luz del sol con todas sus fuerzas.
Pero Tomás no se asustó y con valentía,
se acercó al villano y le habló con amabilidad.
Le explicó que sin la luz del sol, todos sufrirían,
y que era mejor compartir y ser buenos en la vida.
El villano se conmovió con las palabras de Tomás,
y decidió devolver la luz del sol al universo.
Con su poder, la liberó y la luz volvió a brillar,
iluminando todos los planetas y devolviéndoles la alegría.
Los Superhéroes y Tomás regresaron triunfantes,
y fueron recibidos como héroes en su planeta.
Todos celebraron con una gran fiesta,
y desde ese día, Tomás fue conocido como el "niño cohete" y el héroe del universo.
Ahora, Tomás viaja por el espacio en su cohete,
descubriendo nuevos planetas y ayudando a aquellos que lo necesitan.
Y aunque es un Superhéroe extraordinario,
él sabe que todos podemos ser héroes en nuestra vida diaria.