Había una vez, en la vasta y colorida selva, un valiente león llamado Leo. Leo era el león más valiente de toda la selva, no le temía a nada… excepto a la oscuridad.
Cuando el sol se ponía y la noche caía, Leo se metía en su cueva y no salía hasta que el sol volvía a salir. Sus amigos de la selva no entendían su miedo. "¡Eres el rey de la selva, Leo!" decían, "¡No deberías tener miedo de nada!"
Un día, llegó una sabia y vieja tortuga llamada Theo. Theo era conocido por ser un profesor y un mentor, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Cuando escuchó sobre el miedo de Leo, decidió ayudarlo.
"Leo", dijo Theo, "la oscuridad es como cualquier otra cosa en la selva. Al principio puede ser un poco asustadiza, pero una vez que la conoces, no hay nada que temer."
Esa noche, Theo llevó a Leo a dar un paseo por la selva. Al principio, Leo estaba aterrorizado. ¡Todo era tan oscuro! Pero Theo le dijo: "No tengas miedo, Leo. Mira a tu alrededor."
A medida que sus ojos se ajustaban a la oscuridad, Leo comenzó a ver cosas que nunca había visto antes. Las luciérnagas brillaban como pequeñas estrellas, los búhos cantaban su suave "hu-hu", y las hojas de los árboles susurraban con la brisa. "¡Es mágico!" exclamó Leo.
Pero entonces, de repente, un fuerte "CRASH" sonó en la oscuridad. Leo se asustó y corrió a esconderse detrás de Theo. Pero Theo se rió y señaló hacia delante. Era solo un pequeño mono, jugando con unas ramas caídas. "No es nada de qué asustarse, Leo", dijo Theo.
Leo se dio cuenta de que tenía razón. No había nada en la oscuridad que no estuviera allí durante el día. Solo que parecían diferentes, y un poco más misteriosos. Pero no eran nada de qué tener miedo.
Desde esa noche, Leo ya no tuvo miedo a la oscuridad. De hecho, comenzó a disfrutar de sus paseos nocturnos con Theo, descubriendo todas las maravillas que la noche tenía para ofrecer.
Y así, el valiente león superó su miedo a la oscuridad. Aprendió que la oscuridad no era algo a lo que temer, sino algo a lo que explorar y descubrir. Y todo gracias a su buen amigo y mentor, Theo.
Así que recuerda, niños, no importa cuán grande o pequeño seas, todos tenemos miedos. Pero también todos tenemos la capacidad de superar esos miedos, con un poco de ayuda y mucha valentía. Y quién sabe, tal vez descubras algo maravilloso en el camino.
Y Leo, el valiente león, vivió felices aventuras en la selva, de día y de noche, sin miedo a la oscuridad. Y siempre recordó las sabias palabras de su amigo Theo: "No hay nada en la oscuridad que no esté allí durante el día. Solo parecen diferentes, y un poco más misteriosos. Pero no son nada de qué tener miedo."
Y con esas palabras, siempre recordaba que la valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de enfrentarlo. Y así, Leo se convirtió en el verdadero rey de la selva, de día y de noche. Fin.