Había una vez, en un pueblecito cubierto de nieve, una anciana llamada Abuela Mabel. Cada año, cuando la Navidad se acercaba, la abuela Mabel se volvía aún más misteriosa de lo normal. Se encerraba en su cabaña en la colina, solo saliendo para recoger correo y comprar provisiones.
Un día, su nieta, Clara, que siempre había sido muy curiosa, decidió seguir a su abuela para descubrir qué escondía. Escondida detrás de un viejo pino, vio a su abuela abrir la puerta de la cabaña y entrar. Clara esperó un rato antes de acercarse y espiar por una grieta en la ventana.
Dentro de la cabaña, la abuela Mabel estaba sentada en una vieja mecedora junto a la chimenea. En su regazo, había un gran libro con pastas de cuero, tan viejo que parecía que podría desmoronarse en cualquier momento. Clara quedó asombrada al ver que, al abrir el libro, la abuela Mabel no comenzó a leer, sino que lo sumergió en la chimenea.
De repente, el fuego de la chimenea cambió de naranja a un azul brillante, y la habitación se llenó de un calor suave y acogedor. Del libro surgieron imágenes que danzaban en el aire: renos voladores, juguetes que cobraban vida, dulces que se envolvían solos…
Clara, con los ojos bien abiertos, observó cómo su abuela cerraba el libro y las imágenes desaparecían, dejando solo el fuego azul. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podía un libro producir tales maravillas?
Al día siguiente, Clara decidió preguntarle a su abuela sobre el libro.
"Abuela, ¿qué era ese libro mágico?" preguntó Clara, intentando parecer casual.
"¿Libro mágico?" respondió la abuela con una sonrisa astuta. "Ah, debes referirte al Libro de la Navidad Secreta."
"¿La Navidad Secreta?" preguntó Clara, su curiosidad aumentando.
"Sí, querida", dijo la abuela con una sonrisa cálida. "Es una tradición muy antigua de nuestra familia. Cada año, la persona más mayor de la familia abre el Libro de la Navidad Secreta para recordarle al mundo el verdadero espíritu de la Navidad: el amor, la bondad y el dar sin esperar nada a cambio."
La abuela Mabel tomó la mano de Clara y continuó: "El libro es mágico porque las historias que contiene son mágicas. Cuando las contamos, cuando las recordamos, llenamos el mundo de esa magia."
Clara, confundida pero emocionada, prometió a su abuela que ella también mantendría viva la tradición cuando llegara el momento.
Y así, cada Navidad, la abuela Mabel y Clara se reunían junto al fuego para abrir el Libro de la Navidad Secreta. Clara aprendió sobre el verdadero espíritu de la Navidad y la importancia de mantener vivas las tradiciones.
Años más tarde, cuando la abuela Mabel ya no estaba, Clara continuó con la tradición, compartiendo la magia de la Navidad Secreta con su propia familia. Y aunque la abuela Mabel ya no estaba físicamente, Clara siempre sentía su calor y su amor cada vez que abría el Libro de la Navidad Secreta.
Y así, la magia de la Navidad Secreta de la Abuela Mabel sigue viva, llenando cada Navidad de amor, bondad y un toque de magia.