Había una vez, en una tierra lejana y llena de color, una pequeña jirafa llamada Gina. Gina era tímida y suave, con manchas marrones en su largo y delgado cuello. Pero, a diferencia de las demás jirafas, Gina temía a las alturas.
Aunque las jirafas son los animales más altos del mundo, Gina siempre mantenía su cuello lo más bajo posible. No se atrevía a estirarlo para alcanzar las hojas verdes y crujientes en la copa de los árboles. En vez de eso, se conformaba con las hojas secas y viejas del suelo.
Un día, Gina conoció a una criatura mágica llamada Uli. Uli era un unicornio con un cuerno resplandeciente y un pelo tan suave como una nube. Uli era valiente y siempre disfrutaba de nuevas aventuras.
Al ver a Gina comiendo hojas del suelo, Uli se acercó y preguntó: "¿Por qué comes hojas del suelo cuando puedes tener las más frescas y sabrosas en lo alto de los árboles?"
Gina bajó la cabeza y murmuró: "Tengo miedo a las alturas".
Uli, con su cálido y amigable sonrisa, respondió: "¡Oh, no te preocupes! Te ayudaré a superar tu miedo".
Así comenzó el viaje de Gina y Uli. Cada día, Uli animaba a Gina a estirar un poco más su cuello. Al principio, Gina tenía mucho miedo. Pero con Uli a su lado, se sentía un poco más segura.
"¡Mira, Gina! ¡Mira cuán alto puedes llegar!", decía Uli. Y con cada "¡Pum, pum!" de su corazón, Gina estiraba su cuello un poco más.
Día tras día, Gina intentaba alcanzar las hojas más altas. A veces, sentía miedo y quería rendirse. Pero entonces, recordaba las palabras de Uli y seguía estirando su cuello.
Una mañana, después de muchos días de esfuerzo, Gina finalmente llegó a las hojas más altas del árbol. Su corazón latía con fuerza, "¡Pum, pum, pum!", pero estaba llena de alegría.
Gina sonrió a Uli y dijo: "Lo logré, Uli. ¡Lo logré!" Y Uli, con su brillante cuerno iluminando el rostro de Gina, respondió: "Sabía que podrías hacerlo, Gina. Siempre supe que eras más fuerte de lo que pensabas".
Desde aquel día, Gina ya no temía a las alturas. Ahora, disfrutaba estirando su largo cuello para alcanzar las hojas más altas de los árboles. Y siempre recordaba las palabras de Uli: "Eres más fuerte de lo que piensas".
Y así, Gina aprendió una gran lección: todos tenemos miedos, pero con valentía, apoyo y un poco de esfuerzo, podemos superarlos.
Y la moraleja de esta historia es: No importa cuán grandes sean tus miedos, siempre puedes superarlos con valentía y determinación. Y recuerda, siempre habrá alguien, como Uli, dispuesto a ayudarte en tu viaje.