Había una vez, en una tranquila ciudad llamada Placidville, una peculiar tienda de antigüedades. A pesar de su aspecto polvoriento y viejo, era el hogar de objetos extraños y maravillosos. Pero había un objeto en particular que siempre estaba cubierto con una tela de terciopelo rojo: un gran espejo de marco dorado, conocido como el Espejo de los Mundos Ocultos.
El propietario de la tienda, el señor Bramble, era un hombre de aspecto amigable, aunque un poco excéntrico. Tenía una barba blanca como la nieve y siempre llevaba un sombrero ligeramente inclinado. Tenía una regla estricta: "Nadie puede mirar en el espejo, ¡es demasiado peligroso!"
Un día, un chico nuevo en la ciudad, llamado Max, entró en la tienda. Max era un aventurero nato, siempre buscando algo emocionante. Cuando vio la tela de terciopelo rojo, su curiosidad fue mayor que él. Aprovechando que el señor Bramble estaba distraído, levantó la tela y se miró en el espejo.
¡Oh, qué sorpresa se llevó! No vio su reflejo, sino un mundo completamente diferente, lleno de criaturas y paisajes maravillosos. Sin pensarlo dos veces, saltó al espejo y aterrizó en ese mundo. Había árboles que caminaban, pájaros que nadaban y peces que volaban. El sol brillaba en colores que nunca había visto antes.
Una pequeña criatura con seis patas y ojos morados se le acercó y le dijo: "Hola, soy Ziggy. Eres nuevo aquí, ¿verdad?" Max asintió, y Ziggy se convirtió en su guía en este mundo loco y divertido.
Max descubrió que en este mundo, las leyes de la física no se aplicaban. Podía saltar más alto de lo que jamás había soñado y correr más rápido que un rayo. Jugaba a la pelota con un dragón que exhalaba helado en lugar de fuego, y comía frutas que cambiaban de sabor con cada mordida.
Pero cuando llegó el momento de irse, Max no tenía idea de cómo volver. Ziggy, viendo su angustia, le dijo: "Siempre puedes volver a tu mundo a través del espejo. Solo tienes que desearlo con todo tu corazón". Max cerró los ojos, pensó en su hogar y cuando los abrió, estaba de vuelta en la tienda de antigüedades.
El señor Bramble, que había estado buscando a Max por toda la tienda, le dio un pequeño susto. "¡Sabía que no podía confiar en los chiquillos con el espejo!" gruñó. Pero al ver la cara de asombro y alegría de Max, no pudo evitar sonreír.
Max prometió no usar el espejo sin permiso, pero eso no le impidió visitar la tienda cada día después de la escuela. Y aunque nunca volvió a entrar en el espejo, las historias que contaba sobre su aventura hicieron que la tienda de antigüedades fuera más popular que nunca.
Así, Max se convirtió en el narrador oficial de la tienda del señor Bramble, contando a todos los clientes sobre el increíble Espejo de los Mundos Ocultos. Y aunque algunos lo miraban con escepticismo, otros miraban el espejo con una chispa de emoción en sus ojos, preguntándose qué maravillas encontrarían si se atrevieran a mirar.
Y así, en una tranquila ciudad llamada Placidville, en una polvorienta tienda de antigüedades, se encuentra un espejo que puede llevarte a mundos ocultos, si tienes el valor de mirar. ¿Te atreverías a dar un vistazo?