Había una vez un niño llamado Teo, quien era tan curioso que su nariz parecía siempre pegada a un libro de ciencia. Un día, encontró un viejo manual de inventos y decidió construir algo extraordinario: ¡una máquina del tiempo!
La máquina del tiempo de Teo parecía un triciclo gigante con una caja de cartón pegada en la parte de atrás. En la caja, había botones de colores, luces parpadeantes y un volante hecho de una sartén vieja.
"¡Este será el viaje más increíble de todos los tiempos!" exclamó Teo, poniéndose su casco de bicicleta y sus gafas de buceo. Giró el volante, pulsó un botón verde, y… ¡ZAP! De repente, Teo estaba en medio de una jungla densa y vibrante.
"¡Ups! Creo que necesito ajustar el GPS de mi máquina del tiempo," dijo Teo, rascándose la cabeza. Justo cuando estaba a punto de presionar otro botón, escuchó un rugido. Detrás de un arbusto gigante, apareció un dinosaurio con un montón de plumas coloridas.
"¡Hola! Soy un Velociraptor," dijo el dinosaurio, dando un saludo formal con su garra. Teo se rió a carcajadas. "¡Un dinosaurio educado! ¡Eso sí que no lo esperaba!"
Después de una charla agradable y un poco de té de hierbas prehistóricas, Teo presionó un botón azul en su máquina del tiempo. ¡ZAP! De repente, estaba en un palacio lleno de oro y joyas.
"¡Bienvenido a mi humilde morada!" dijo un hombre con una risa alegre. Era el emperador chino, Qin Shi Huang. "¿Te gustaría un poco de arroz con pollo?"
Teo se rió de nuevo. "¡Un emperador que cocina! ¡Eso sí que es increíble!" Después de una comida deliciosa y una lección de caligrafía, Teo decidió que era hora de volver a casa.
Pulsó un botón rojo en su máquina del tiempo. ¡ZAP! De repente, estaba de vuelta en su jardín, con su máquina del tiempo todavía humeando un poco.
"Fue un viaje increíble, pero creo que prefiero estar en casa," dijo Teo, quitándose las gafas de buceo. Y desde aquel día, Teo se convirtió en el niño más popular de la escuela, contando historias increíbles de sus viajes en el tiempo.
Y aunque su máquina del tiempo parecía un triciclo gigante con una caja de cartón pegada en la parte de atrás, Teo sabía que era la máquina más increíble del mundo. Después de todo, ¿quién necesita una máquina del tiempo de aspecto elegante cuando puedes tener una que te lleve a conocer a dinosaurios educados y emperadores cocineros?
Y así, Teo aprendió que no importa cómo se vea tu invento, lo que importa es el increíble viaje que te puede llevar a vivir. Y al final del día, no hay lugar como el hogar… ¡a menos que tengas una máquina del tiempo y un sentido del humor increíble!