Había una vez un niño llamado Ravi. Ravi tenía siete años y vivía en Nueva Delhi, la capital de la India, un lugar lleno de color, bullicio y tradiciones milenarias. Pero había algo que le preocupaba a Ravi: tenía miedo de la oscuridad, especialmente en la noche cuando tenía que dormir. Al apagarse las luces, su imaginación comenzaba a jugarle trucos, creando sombras que se convertían en temibles monstruos.
Un día, Ravi descubrió un bulto misterioso en su almohada. "¡Es un Monstruo de la Almohada!", pensó. Pero, por supuesto, su mamá le aseguró que era sólo un bulto de plumas y nada más. Sin embargo, Ravi estaba seguro de que había un Monstruo de la Almohada y que salía por la noche.
Esa noche, Ravi se armó de valor y decidió enfrentar al Monstruo de la Almohada. Se quedó despierto, esperando bajo las mantas, con su linterna y su mejor amigo, Bhalu, un perro callejero que había adoptado hace un año. Bhalu siempre estaba a su lado, especialmente cuando tenía miedo.
Pasaron las horas y el cuarto se llenó de sombras. De repente, Ravi notó movimiento en su almohada. Encendió la linterna y vio algo que nunca se hubiese imaginado. De su almohada emergió un pequeño monstruo, pero no era aterrador como él pensaba, era peludo y tenía grandes ojos brillantes.
El Monstruo de la Almohada parecía más asustado que él. Saltó de la almohada y se escondió detrás de un juguete. Ravi, viendo cuán asustado estaba el pequeño monstruo, decidió actuar. Le dio un poco de agua y unas galletas que tenía escondidas. El monstruo, tembloroso, salió de su escondite y comió con gusto.
Ravi y el Monstruo de la Almohada comenzaron a hablar. El monstruo, llamado Tuka, explicó que no era malo, sino que vivía en las almohadas porque le gustaba lo suaves que eran. Pero Tuka también tenía miedo. Le tenía miedo a la luz. Había estado tan asustado de la linterna de Ravi que se había escondido.
Al darse cuenta de que ambos compartían el mismo miedo, Ravi y Tuka decidieron ayudarse mutuamente. Ravi le prometió a Tuka que nunca usaría la linterna si él estaba cerca, y Tuka le prometió a Ravi que lo protegería de cualquier otro monstruo en la oscuridad.
Desde aquel día, Ravi ya no tenía miedo de la oscuridad. Sabía que su amigo Tuka estaba allí para protegerlo. Y Tuka ya no temía a la luz, porque sabía que Ravi estaba allí para mantenerlo a salvo. Juntos, se enfrentaron a sus miedos y los superaron.
Y Bhalu, bueno, él estaba feliz de tener un nuevo amigo con el que jugar. Y aunque no entendía por qué Ravi y Tuka no jugaban durante el día, estaba dispuesto a esperar hasta que las luces se apagaran para unirse a la diversión.
Esta es la historia de cómo un niño, un perro y un Monstruo de la Almohada superaron sus miedos y se volvieron los mejores amigos. Todos somos diferentes y todos tenemos miedos, pero si enfrentamos nuestros miedos juntos, podemos superar cualquier cosa. Y, a veces, en los lugares más inesperados, podemos encontrar los amigos más inolvidables.