Había una vez un ratoncito llamado Timmy. Era pequeño y de un suave color gris, con ojos brillantes como canicas de cristal. Vivía en un viejo granero en la granja del Rey Humano, que era una figura respetada por todos los animales.
Timmy era conocido por todos como "Timmy el Temeroso" debido a que tenía miedo de todo. Le aterraba la oscuridad, los ruidos fuertes, y más que nada, tenía un miedo tremendo de conocer nuevas criaturas. Cada vez que intentaba hacer algo nuevo, su cola peluda se enrollaba, sus ojos se llenaban de miedo y corría a esconderse.
Un día, la Reina Humana decidió organizar una gran fiesta con un banquete en la granja. "¡Habrá música, danza, risas y montones de comida!" anunció. Todos los animales estaban emocionados, excepto Timmy. La sola idea de estar en medio de tanto alboroto le causaba un gran temor.
Sin embargo, algo en el fondo de su pequeño corazón de ratón le decía que debía enfrentarse a sus miedos. Así que, con una gran respiración, decidió que asistiría a la gran fiesta.
Cuando llegó el gran día, Timmy se despertó temblando. Se puso su mejor abrigo de piel y salió de su agujero. La granja estaba llena de animales que venían de todas partes; gallinas, cerdos, cabras, perros y gatos. El ruido era ensordecedor y la cantidad de animales desconocidos era abrumadora. Timmy inmediatamente quiso correr de vuelta a su agujero.
Pero entonces, vio a la Reina Humana. Estaba parada en el centro de la granja, luciendo hermosa y radiante. Todos los animales la respetaban y la admiraban. Timmy sintió un impulso de coraje. Quería ser como ella, quería ser valiente.
Respiró hondo, cerró sus ojitos y luego los abrió de nuevo. Empezó a caminar hacia la fiesta. A cada paso que daba, su miedo parecía disminuir. Los ruidos ya no sonaban tan ensordecedores y los animales no parecían tan aterradores.
Para cuando llegó a la fiesta, Timmy ya no sentía miedo. Se unió a los demás animales, probó nueva comida, escuchó la música y hasta se atrevió a bailar. Fue la noche más maravillosa de su vida.
El día siguiente, Timmy ya no era conocido como Timmy el Temeroso. Los demás animales le aplaudieron por su valentía y le llamaron "Timmy el Valiente". Y desde ese día, Timmy ya no tuvo miedo de enfrentar lo desconocido.
Este cuento nos enseña que todos tenemos miedos, pero también tenemos la capacidad de enfrentarlos y superarlos. Así como Timmy, podemos ser valientes y explorar nuevas experiencias, conocer nuevos amigos y disfrutar de la vida al máximo.