Había una vez en un reino llamado Lexicón, un lugar maravilloso donde las palabras cobraban vida. En Lexicón, las palabras eran seres vivientes de colores brillantes que volaban libremente, creando historias increíbles en el aire.
Sin embargo, un conflicto se gestaba en este reino encantado. Las palabras grandes y complicadas, lideradas por la majestuosa Polisílabo, sentían que eran más importantes que las palabras pequeñas y simples, encabezadas por la dulce Monosílabo. Esta discordia llevó a una gran división entre las palabras, causando una batalla verbal que ensombreció el cielo de Lexicón con oscuros nubarrones de desacuerdo.
En una pequeña cabaña en el borde del reino, vivía un anciano inventor y científico llamado Profesor Gramaticus. Aunque su vista ya no era tan aguda, y sus manos temblaban un poco, su mente era tan brillante como siempre. Con su gran amor por las palabras y su afán por la paz, se propuso resolver el conflicto que arrasaba con Lexicón.
El Profesor Gramaticus, con su gran sabiduría, sabía que las palabras, grandes o pequeñas, todas eran vitales para contar historias. Con su máquina de escribir mágica, comenzó a crear un cuento usando solo palabras pequeñas y simples. Pero cuando terminó, se dio cuenta de que la historia era plana y aburrida, faltaba la riqueza de las palabras más grandes y complejas.
Entonces, volvió a intentarlo, esta vez utilizando solo palabras grandes y complicadas. Pero la historia resultó confusa y demasiado complicada para disfrutar. Fue entonces cuando comprendió que la solución estaba en la unión de ambas.
El Profesor Gramaticus trabajó día y noche, mezclando palabras grandes y pequeñas, creando una historia llena de matices, profundidad y emoción. Cuando terminó, la historia brillaba con una luz dorada, un reflejo de la belleza de todas las palabras trabajando juntas.
Llevó su historia a la gran plaza de Lexicón, donde las palabras grandes y pequeñas continuaban su amarga pelea. Con una voz fuerte y clara, comenzó a leer la historia en voz alta.
A medida que las palabras escuchaban la narración, comenzaron a calmarse y a reunirse alrededor del Profesor. Escuchaban con asombro cómo las palabras grandes y pequeñas se entrelazaban en la historia, creando una trama fascinante y emocionante.
Cuando el Profesor terminó de leer, las palabras estaban en silencio. Entonces, Polisílabo, la líder de las palabras grandes, voló hacia el Profesor y dijo: "Nos has mostrado que todas las palabras son importantes, independientemente de su tamaño. Juntas, creamos historias más ricas y emocionantes".
Monosílabo, la líder de las palabras pequeñas, asintió y agregó: "Has demostrado que la verdadera fuerza radica en nuestra unidad. Juntas, las palabras pequeñas y grandes podemos contar las historias más maravillosas."
Desde ese día, las palabras en Lexicón dejaron de pelear y comenzaron a trabajar juntas. El cielo se aclaró, y el reino volvió a ser un lugar de historias maravillosas, creadas por la armoniosa unión de palabras grandes y pequeñas.
Y así, gracias al ingenio y la sabiduría del Profesor Gramaticus, la Batalla de las Palabras llegó a su fin. Porque en Lexicón, y en todas partes, cada palabra, grande o pequeña, es valiosa y tiene un lugar en la historia.