El Conejito Honesto

Había una vez, en un frondoso bosque de árboles altos y verdes, un conejito llamado Coco. Coco era un conejito muy especial, no solo porque tenía una cola esponjosa y orejas muy largas, sino también porque era el conejito más honesto de todo el bosque.

Un día, Coco encontró una gran zanahoria dorada mientras jugaba. "¡Vaya, vaya!" dijo, "¡Qué zanahoria tan grande y dorada! Debe ser la zanahoria más deliciosa del mundo". Pero Coco sabía que no podía quedarse con algo que no era suyo. Así que decidió buscar al dueño de la zanahoria dorada.

Mientras buscaba, se encontró con el zorro astuto, Fred. Fred siempre andaba haciendo travesuras y engañando a los demás animales del bosque. Al ver la zanahoria dorada, Fred dijo: "¡Oh, Coco! Esa zanahoria dorada es mía. La perdí esta mañana mientras corría".

Pero Coco, siendo un conejito honesto y sabiendo cómo era Fred, decidió hacerle una pregunta. "Fred, ¿puedes decirme cómo es la zanahoria que perdiste?" Fred respondió: "¡Claro! Mi zanahoria es larga, delgada y… ¡rosada!"

¡Plop! Coco sabía que Fred estaba mintiendo. "Fred, esta zanahoria no es rosada, es dorada. Así que no puede ser tuya". Fred, avergonzado, se fue con la cola entre las patas.

Coco continuó su búsqueda hasta que encontró a la abuelita tortuga, Tilly. Tilly era una tortuga muy vieja y sabia que había vivido en el bosque durante mucho tiempo. Al ver la zanahoria dorada, Tilly dijo: "¡Ay, Coco! Esa zanahoria dorada es mía. La perdí esta mañana cuando estaba recogiendo flores".

Coco decidió hacerle la misma pregunta a Tilly. "Abuelita Tilly, ¿puedes decirme cómo es la zanahoria que perdiste?" Tilly respondió: "¡Por supuesto, Coco! Mi zanahoria es redonda, gordita y… ¡azul!"

¡Plaf! Coco sabía que Tilly estaba equivocada. "Abuelita Tilly, esta zanahoria no es azul, es dorada. Así que no puede ser tuya". Tilly, confundida, se fue lentamente a su casa.

Finalmente, Coco encontró a la pequeña ratoncita, Rita. Rita era una ratoncita muy dulce y tímida. Al ver la zanahoria dorada, los ojos de Rita se llenaron de lágrimas. "¡Oh, Coco!" dijo Rita, "Esa es mi zanahoria dorada. La perdí esta mañana cuando estaba jugando cerca del río".

Coco decidió hacerle la misma pregunta a Rita. "Rita, ¿puedes decirme cómo es la zanahoria que perdiste?" Rita respondió: "¡Sí, Coco! Mi zanahoria es grande, brillante y… ¡dorada!"

¡Bingo! Coco sabía que había encontrado al dueño de la zanahoria dorada. "¡Rita, esta es tu zanahoria!" dijo, y se la devolvió con una gran sonrisa.

La pequeña ratoncita estaba tan agradecida que le dio a Coco un gran abrazo y todos los animales del bosque aplaudieron y vitorearon. Desde ese día, Coco fue conocido como Coco, el conejito honesto, y todos aprendieron la importancia de decir siempre la verdad.

Y así termina la historia de Coco, el conejito honesto, que nos enseña que siempre debemos ser honestos y decir la verdad, incluso cuando otros intenten engañarnos. ¡Porque la honestidad siempre es la mejor política! Y ahora, cada vez que veas una zanahoria, recuerda a Coco y su historia. ¡Hasta la próxima, pequeños lectores!

2 comentarios en “El Conejito Honesto”

  1. Nancy Benavides lema

    Me fascinan lia cuentos para niños, siempre con una enseñanza fundamental en sus vida.
    Por eso un buen día comencé a escribir, los adoro aún más.

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