Había una vez, en un pequeño pueblo colgado en las montañas, un niño llamado Kofi. Kofi era conocido en todo el pueblo como el Pequeño Inventor. Todo el mundo sabía que, cuando Kofi llegaba con su caja de herramientas, algo mágico estaba a punto de suceder.
Un día, mientras exploraba en el bosque, Kofi encontró un objeto brillante en el suelo. Era una vieja llave oxidada. "¡Oh, oh, oh!", pensó Kofi. "¡Esto podría ser útil para mi próxima invención!" Y corrió a casa con la llave en la mano.
Durante días y noches, Kofi trabajó en su taller, martilleando, atornillando y ajustando. "¡Clonk, clonk, clonk!" Sonaba su martillo. "¡Zzzzz, zzzzz, zzzzz!" Sonaba su taladro. Y cada vez que alguien le preguntaba qué estaba haciendo, Kofi sonreiría y diría: "¡Espera y verás!"
Finalmente, la gran máquina estaba lista. Era alta como una casa y brillaba bajo el sol. "¡Es una máquina de burbujas!", exclamó Kofi. "¡Con esta llave, la máquina puede hacer burbujas tan grandes como elefantes y tan brillantes como arco iris!"
El pueblo entero se reunió para ver la gran invención de Kofi. Con un giro de la llave, la máquina comenzó a zumbar y a zumbar. "¡Zum, zum, zum!" Y de repente, "¡Pop, pop, pop!" Grandes burbujas coloridas comenzaron a flotar en el aire. Las burbujas se elevaban por encima de los tejados, brillando en todos los colores del arco iris, y luego volaban lejos, desapareciendo en el cielo azul.
Todos aplaudieron y vitorearon. "¡Bravo, Kofi, bravo!" Pero Kofi no estaba satisfecho. "Las burbujas son bonitas, sí", dijo, "pero quiero que sean más que bonitas. Quiero que sean útiles." Así que Kofi volvió a su taller y trabajó duro, ajustando y afinando su máquina.
Después de varios días, Kofi regresó con su máquina de burbujas. Esta vez, cuando las burbujas salieron de la máquina, no volaron lejos. En cambio, se quedaron flotando en el aire, tan grandes y tan firmes como globos. "¡Ahora podemos usar estas burbujas para viajar!", exclamó Kofi. Y con eso, saltó en una de las burbujas y comenzó a flotar en el aire.
Desde aquel día, el pequeño pueblo en las montañas se llenó de burbujas flotantes. Los niños usaban las burbujas para ir a la escuela, los adultos las usaban para ir al trabajo, y todos las usaban para pasear y explorar. Y aunque las burbujas eran un invento maravilloso, el verdadero regalo fue el espíritu de aventura y creatividad que Kofi trajo a su pueblo. Y aunque Kofi era conocido como el Pequeño Inventor, para su pueblo, era un gran héroe.