Una vez, en un pequeño y cálido planeta llamado Tierrita, vivían dos amigos inseparables, Lolo y Lili. Lolo era un niño muy curioso y travieso, y Lili, su mejor amiga, era una niña muy valiente y aventurera.
Un día, mientras jugaban en su jardín, algo brillante cayó del cielo. "¡Oh, mira, Lili! ¡Es una estrella fugaz!", exclamó Lolo con emoción. Pero cuando se acercaron, vieron que no era una estrella, sino una pequeña nave espacial.
En la nave espacial, encontraron una nota que decía: "A quien encuentre esta nave: Te necesitamos para una misión especial. Por favor, ven al Planeta de las Estrellas. Firma: La Reina de las Estrellas."
Lolo y Lili se miraron emocionados. "¿Podemos ir, Lili?", preguntó Lolo, sus ojos brillando de emoción. "¡Claro que sí, Lolo! ¡Vamos a tener una aventura estelar!", respondió Lili con una sonrisa.
Prepararon algunas galletas, leche, y sus juguetes favoritos, y subieron a la nave espacial. "¡Tutu-tutu!", sonó la nave mientras despegaba, llevándolos a través del cielo azul y más allá de las estrellas.
Llegaron al Planeta de las Estrellas, que era aún más hermoso de lo que habían imaginado. Había estrellas de todos los colores, brillando y parpadeando en el cielo. En el centro del planeta, estaba el castillo de la Reina de las Estrellas.
Al entrar al castillo, una mujer hermosa con una corona de estrellas los recibió. "¡Bienvenidos, Lolo y Lili! Soy la Reina de las Estrellas. Necesito su ayuda para encontrar la Estrella Perdida, la más brillante de todas. ¿Podrán ayudarme?", preguntó la Reina.
"¡Claro, Reina Estrella!", respondieron Lolo y Lili con valentía. Con la ayuda de un mapa estelar que les dio la Reina, buscaron por todo el planeta. Pasaron por valles de meteoritos, montañas de polvo estelar y ríos de luz lunar.
Finalmente, encontraron la Estrella Perdida en un valle oscuro. Estaba apagada y triste. "¡Oh, Estrella Perdida! ¿Por qué estás apagada?", preguntó Lili. La Estrella Perdida respondió: "Estoy apagada porque me siento sola y olvidada."
Lili le dio un abrazo a la Estrella Perdida, y Lolo compartió algunas de sus galletas. "No estás sola, Estrella Perdida. Ahora tienes amigos", dijo Lolo. Al oír esto, la Estrella Perdida comenzó a brillar, más brillante que nunca antes.
Regresaron al castillo con la Estrella Perdida brillando alegremente. La Reina de las Estrellas estaba muy contenta. "¡Gracias, Lolo y Lili! Han salvado a la Estrella Perdida y a todo el Planeta de las Estrellas. Ahora, siempre serán nuestros amigos", dijo la Reina.
Después de despedirse de la Reina y de la Estrella Perdida, Lolo y Lili regresaron a casa en su nave espacial. "¡Tutu-tutu!", sonó la nave mientras volaban de regreso a su pequeño y cálido planeta llamado Tierrita.
Desde ese día, cada vez que miraban al cielo nocturno, veían la Estrella Perdida brillando especialmente para ellos, recordándoles su maravilloso viaje estelar y su amistad con la Reina de las Estrellas. Y así, Lolo y Lili siempre recordaban que, sin importar lo lejos que viajen, siempre encontrarán amigos y aventuras esperándolos.