Super Sam y el Helado Perdido

Había una vez en la pequeña y vibrante ciudad de Colorville, un niño de 5 años llamado Sam. Sam era un niño como cualquier otro, pero con un secreto muy especial: ¡tenía superpoderes!

Junto a Sam, siempre estaban sus amigos: Ali, una niña inteligente y valiente de India, Li, un niño chino con una sonrisa que podía iluminar cualquier habitación, y Lola, una niña con rizos dorados de España. Todos eran diferentes, pero eso era lo que los hacía tan especiales.

Un cálido día de verano, su querido heladero, Sr. Frosty, se veía muy triste. Su famoso helado arcoíris había desaparecido. Sin ese helado, el verano en Colorville no sería igual.

Sam, Ali, Li y Lola decidieron ayudar. "¡No te preocupes, Sr. Frosty!", dijeron. "¡Super Sam y sus amigos al rescate!"

Ali, con su inteligencia, comenzó a hacer preguntas. "¿Dónde viste el helado por última vez, Sr. Frosty?". Li, con su sonrisa brillante, animó a todos mientras buscaban. Lola, con su risa contagiosa, mantuvo a todos felices y motivados.

Sam, con sus superpoderes, comenzó a buscar. Sus ojos brillaban y zumbaban con un sonido de "ZZZZ". Podía ver más allá de las paredes y techos. Miró a lo lejos y vio algo brillante y colorido en el parque.

"¡Allí está!", exclamó Sam. "¡En el parque!". Todos corrieron hacia el parque, siguiendo a Super Sam. Corrieron tan rápido como pudieron, con sus pies haciendo "PLAP PLAP" en el camino.

En el parque, encontraron un pájaro muy triste. Tenía el helado arcoíris en su nido. El pájaro pensó que era una flor para adornar su hogar.

Lola, con su voz suave, habló al pájaro. "Señor Pájaro, ese no es una flor, es un helado muy especial para todos nosotros en Colorville. ¿Podemos tenerlo de vuelta, por favor?"

El pájaro, viendo cuánto significaba para ellos, entregó el helado. Estaba un poco derretido, pero aún era hermoso. "¡Lo logramos!", gritaron todos.

Regresaron con el Sr. Frosty, quien estaba tan feliz que casi llora. "¡Gracias, Super Sam y amigos!", dijo. A partir de ese día, todos en Colorville sabían que, aunque fueran diferentes, juntos podían lograr cualquier cosa.

Así que, la próxima vez que veas a un grupo de amigos pasar, no importa lo diferentes que sean, recuerda: pueden ser pequeños superhéroes listos para salvar el día. Y así termina la historia de Super Sam y el Helado Perdido.

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