Había una vez un conejito llamado Billy. Billy era pequeño, suave y muy, pero muy tímido. Vivía en un agujero acogedor en medio del bosque con sus amigos: Dolly la ardilla, Timmy el topo y Polly la paloma. Aunque a Billy le encantaba jugar con sus amigos durante el día, tenía un gran miedo: tenía miedo de la oscuridad.
Un día, mientras jugaban, la pelota de Dolly rodó hacia la cueva más oscura y profunda del bosque. Todas las criaturas del bosque sabían que la cueva estaba llena de sombras misteriosas y sonidos espeluznantes. Dolly, Timmy y Polly estaban demasiado asustados para ir a buscarla.
"Billy", dijo Dolly, "tienes que ser valiente y recuperar mi pelota. Eres el único lo suficientemente pequeño para caber en la cueva."
Billy tragó saliva, su corazón latía rápido, PUM PUM PUM. No quería decepcionar a sus amigos, pero tenía mucho miedo. Tomó una gran bocanada de aire y dijo: "Está bien, iré a buscar tu pelota, Dolly."
Antes de entrar en la cueva, Billy tomó una pequeña linterna. Mientras caminaba, la cueva se hacía cada vez más oscura y los sonidos se volvían más ruidosos. Podía oír el eco de sus propios pasos, TIC TAC TIC TAC, y el goteo de agua en la cueva, PLOP PLOP PLOP.
Billy quería correr y esconderse, pero pensó en sus amigos esperándolo fuera. Tenía que ser valiente. Así que siguió adelante, permitiendo que la pequeña luz de la linterna cortara la oscuridad.
De repente, Billy vio un brillo a lo lejos. Se acercó y para su sorpresa, encontró la pelota de Dolly. Estaba aliviado y feliz. Recogió la pelota y corrió de regreso a la entrada de la cueva.
Cuando Billy emergió de la cueva, sus amigos estaban esperándolo con grandes sonrisas. "¡Lo lograste, Billy!" gritaron. "¡Eres nuestro héroe!"
Esa noche, Billy ya no tenía miedo de la oscuridad. Había aprendido que aunque las cosas pueden parecer aterradoras al principio, con un poco de coraje, todo es posible.
Desde aquel día, Billy ya no era el conejito tímido que solía ser. Se convirtió en Billy el Conejito Valiente, el héroe del bosque. Y cada vez que tenía miedo, recordaba aquella oscura cueva y cómo su coraje le había ayudado a superar su miedo.
Y así, Billy, Dolly, Timmy y Polly siguieron jugando y divirtiéndose en el bosque, teniendo nuevas aventuras cada día, sabiendo que no importa lo miedo que puedan tener, siempre podrían encontrar el coraje para superarlo, tal como lo hizo Billy.
Y todos en el bosque, desde los pájaros en los árboles hasta los insectos en el suelo, sabían la historia de Billy el Conejito Valiente, un recordatorio de que todos podemos ser valientes, sin importar lo pequeños que seamos.