¡Plim, Plam, Plom, es Navidad!

Una vez, en un pequeño pueblo llamado "Golosinaville", vivía un viejo y amable profesor llamado señor Chispa. El señor Chispa era el encargado de enseñar a todos los niños del pueblo sobre las diferentes festividades del año. Pero su favorita era, sin lugar a dudas, la Navidad.

Una tarde de diciembre, cuando las luces de colores empezaban a brillar en las calles y los copos de nieve caían lentamente, el señor Chispa reunió a todos los niños en la plaza del pueblo. Con una gran sonrisa en su rostro, les dijo: "¡Plim, Plam, Plom, es Navidad!"

Los niños, emocionados, comenzaron a saltar y a aplaudir. "¡Plim, Plam, Plom!" repetían una y otra vez, riendo y jugando en la nieve. El señor Chispa, satisfecho, comenzó a contarles la historia de la Navidad.

"Hace muchos, muchos años", comenzó, "nació un niño en un pesebre, en una pequeña ciudad llamada Belén. Ese niño, llamado Jesús, trajo un mensaje de amor y paz para todo el mundo. Y es por eso que celebramos la Navidad".

Los niños escuchaban atentos, con los ojos bien abiertos. El señor Chispa continuó: "Y saben, niños, la mejor manera de celebrar la Navidad es compartiendo y amando a los demás. Así que, ¡vamos a hacer justamente eso!"

Y así, bajo la guía del señor Chispa, los niños de Golosinaville comenzaron a prepararse para la Navidad. Hicieron galletas y dulces para compartir, decoraron el gran árbol de la plaza del pueblo, cantaron villancicos y se prepararon para dar y recibir regalos.

El día de Navidad llegó y toda la gente del pueblo se reunió en la plaza. Los niños, emocionados, gritaban: "¡Plim, Plam, Plom, es Navidad!" Y mientras abrían sus regalos, compartían sus dulces y jugaban en la nieve, el señor Chispa los observaba con una sonrisa en su rostro.

"Recuerden niños", dijo, "la Navidad no es solo sobre recibir regalos. Es sobre dar, compartir y amar a los demás. Y siempre, siempre, deben recordar el verdadero significado de la Navidad".

Los niños asintieron, con una sonrisa en sus rostros. Y mientras la noche caía y las luces de Navidad brillaban en la plaza de Golosinaville, todos en el pueblo gritaron juntos: "¡Plim, Plam, Plom, es Navidad!"

Y así, año tras año, los niños de Golosinaville celebraban la Navidad bajo la guía del señor Chispa. Y siempre recordaban su lección importante: que la Navidad es sobre dar, compartir y amar a los demás.

Así que, la próxima vez que escuches el sonido de las campanas de Navidad, recuerda las palabras del señor Chispa: "¡Plim, Plam, Plom, es Navidad!" Y recuerda siempre el verdadero significado de esta hermosa festividad.

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